En plena efervescencia y euforia navideña, en la efemérides que celebra el mayor derroche de amor de Dios Ntro. Señor al hacerse Hombre por nosotros, brilla áurea la señal por la cual el Divino Maestro dijo habían de conocerse sus discípulos. El amarse los unos a los otros lo mismo que El nos amó, el fuego divino de la Caridad, prendió y consumió entero al barrio de San Pedro.
Un pequeñito de ocho años, la edad inocente de corretear incansable, mira inmóvil y triste los juegos de sus compañeros; sus piernecitas paralizadas no le permiten tomar parte activa en los mismos y forzado a ser mero espectador se consume en su impotencia.
La escasez de medios económicos le priva de la posesión de un cochecito y no solo desconoce el placer de pasear sino que sus desplazamientos los realiza arrastrándose por el suelo.
Pero un testigo de este infortunio, de esta triste estampa de infancia desvalida, profundamente impresionado corre a comunicarlo al barrio. .
El alma noble, sensible y generosa de San Pedro, el barrio señor, vibra en su más íntima fibra y recordando las palabras del Maestro, «Lo que hiciereis con uno de estos pequeñuelos, eso haréis conmigo», con sentimiento unánime de amor al prójimo, con divina impaciencia por consolar al triste, se lanza en alud incontenible y brota un torrente pródigo e impetuoso de donativos que en pocos días, en tiempo verdaderamente récord, alcanza la cifra de 6.048,60 pesetas, las cuales se distribuyen así: importede un cochecito de inválido 4.700 pesetas; importe de prendas de vestir 233,50 pesetas, importe de donativo en metálico 1.114,5O ptas.
El pasado domingo día 10, en emotivo y simpático acto, se efectuó la entrega al niño con domicilio en Avenida de María Guerrero del cochecito y demás efectos, en pleno corazón del barrio que ese día latió en plena euritmia emocional.
Previamente fue bendecido el cochecito por el Rvdo. Padre, Salvador Vinardell Párroco de la nueva Iglesia de San Pedro, el cual, visiblemente emocionado ante esta muestra de verdadera confraternidad cristiana, dirigió una fervorosa y sentida plática alusiva al acto y de presentación ante sus feligreses, los cuales ovacionaron cariñosa y largamente a su nuevo Pastor, el cual cerró el acto con un beso, que previamente éste le había pedido, el pequeñín que desde ahora, y por obra y gracia del hidalgo y noble barrio unenae, podrá pasear y moverse :on la dignidad propia del hombre.
periódico AREA el lunes 15 enero de 1960 en su página 3 |
Luis Javier Traverso
Gracias a la Colaboración del Archivo Municipal de La Línea de la Concepción