miércoles, 23 de noviembre de 2011

El Caso de La Línea de la Concepción 1954

Artículo Publicado en el periódico "La Solidariad Obrera" publicado en Paris el 26 de Agosto de 1954


Promiscuidad, explotación y miseria

La situación que atreviesa el campo de Gibraltar, sobre la cual informaba la semana última uno de nuestros corresponsales en Andalucía, constituye un problema que los propios soportes del régimen se ven en la imposibilidad de ocultar. Al contrario, entre ellos se reprochan las culpas, y no son pocas ni pequeñas. Prueba de esto es una carta dirigida al «caudillo» por el sacerdote Justo L. Martínez de Serdio, cuyo entusiasmo «nacionalista» le valió, durante la «cruzada», el grado de alférez en el Tercio de la Merced. Párroco ahora en la barriada linense de la Atunara y empeñado en ganar terreno al falangismo, ha hecho circular entre los obreros algunas copias de la aludida carta. Llegada, pues, a muchas manos nos permitamos publicarla «in extenso » para conocimiento de nuestros lectores:

Señor: Con el máximo respeto pero con la máxima claridad también. La Línea de la Concepción está sometida a un tratamiento concienzudo de debilitamiento que terminará con su vida como tal ciudad. Y La Linea de la Concepción no es merecedora de este trato. Se le tacha en campañas de prensa y radio de poco española, de poco religiosa y de masónica. La Linea, señor, comenzó a ser por mutuo acuerdo de los gobiernos español y británico, allá en el Siglo XVIII, como colonia de emigrantes genoveses y napolitanos. Más tarde, comenzaron a establecerse los trabajadores de España y sólo en 1871 adquiere independencia como municipio, y en estos 83 años acabados de cumplir, ¿se hizo algo por mejorarla? Ochenta y tres años en que ha estado ignorada por España y sus autoridades. Ochenta y tres años que solamente se le recordaba para venir a ella con coches oficiosos o particulares a sacar a través de ella para otras regiones de España los productos extranjeros que en La Línea ni se consumían siguiera.

Ochenta y tres años que no ha tenido ni tiene escuelas nacionales con arreglo a su censo escolar de unos 12.000 niños. Ochenta y tres años con sus viviendas infrahumanas, con su promiscuidad de sexo y edades, siendo para vergüenza de España no el barrio obrero de Gibraltar, sino el mísero tugurio de la ciudad irredenta.

Ochenta y tres años con la plena sensación de abandono por parte de España y con toda su vida legal o ilegal, real o fictiva, sostenida por el dinero que sus trabajadores ganan en Gibraltar.

Ochenta y tres años sabiendo y experimentando dolorosamente que las logias y nadie mas, son las que dan buenos empleos y jornales permanentes.

Ochenta y tres años, permitiéndosele una floreciente industria de prostitución para mejor satisfacer los instintos del extranjero.

¿ Puede extrañar con todo eso su aireada falta de religiosidad, su moralidad deficiente, su pretendida simpatía británica o su predominio de logias en otros tiempos ?

Lo que si puede y debe extrañar es que, a pesar de todo eso, La Línea sea buena, fundamentalmente buena, y en él fondo de su alma, hondamente patriota y española.

Y es que son dos conceptos diferentes, simpatía por Gibraltar y simpatía por Inglaterra, como  son dos seres diferentes y ordinariamente divorciados el gibraltareño (llanito) y el ingles. Entre La Linea y Gibraltar es logico y humano pero no antiespañol, que halla comprensión y mutuo afecto. Son 250 años de constante intercambio, no sólo económico, sino de sangre; de tal manera, que cuando la población civil fué evacuada en la última guerra, el gobierno británico se vio desagradablemente sorprendido porque los de Gibraltar hablaban, pensaban y vivían en español. Fué entonces cuando se inició la política de britanización que no llegaron a conseguir nada positivo, puesto que son muchas las mujeres españolas que cada año siguen contrayendo matrimonio en Gibraltar.

A dos poblaciones así unidas no es posible súbitamente separarlas sino a costa de una de las dos. Constituyen en verdad, dos poblaciones siamesas. Y si ahora es práctia y corriente en cirugía separar a los siameses, las estadísticas nos hablan elocuentemente de que lo ordinariamente es la muerte de los dos seres ; o al menos, del más débil. No hay por ahora, no un solo procedimiento que hiera a  Gibraltar (y dentro de Gibraltar hay muchos hijos de España) sin que sea Herida igual o más gravemente La Linea de la Concepción.

Y esto sé está haciendo. Asfixiando al comercio y población gibratareños y asfixiando al comercio y población linenses. Es posible que se llegue a tal estado de cosas que la población civil de Gibraltar sea evacuada (sueño dorado de los ingleses para tener una fortaleza militar completa) pero, si eso llega, habrá llegado antes la muerte de La Línea. ¿Por qué entonces se la dejó crecer como un tumor? ¿Para tener después el placer de aniquilarla y extirparla?

La Línea de la Concepción, sin Término municipal, que no se lo han dado, sin industria, que no se le ha per mitido, sin mas ingresos municipales que los arbitrios por las mercancías que aquí se consumen por los linenses y gibraltareños o que pasan la frontera para ser consumidas en Gibraltar, ¿tiene la culpa de que se le haya dejado crecer y formar precisamente por la consecuencia de la detentación extranjera del Peñón? Porque la ciudad ha crecido porque la dejaron y se ha hecho como es porque así la dejaren hacer. Los de hace 80 años y los de ahora. Que ha sido exactamente en estos tiempos cuando su crecimiento se hizo más intensivo ; si en 1950 su censo arrojaba en total de 55.105 habitantes, en 30 de abril del actual lo arroja de 71.047 habitantes.

Y en estos momentos cuando a la olvidada ciudad se la recuerda para protegerla verbalmente y hundirla en realidad. Porque se han hecho decretos se ha creado patronatos, han venido ministros y directores generales y se ha hablado y prometido y se ha proyectado. Mas el Colegio de Salesianos adjudicado en diciembre de 1952  sigue  perezosamente haciendo sus cimientos; las 249 viviendas protegidas de la Obra Sindical del Hogar, adjudicadas en 1949, siguen sin terminarse; las escuelas prefabricadas y protegidas en el plazo de 15 días no llegaron al cabo de meses .... Todo, absolutamente todo, se hace lentamente. En cambio, las medidas aflictivas para la ciudad llegan y se ejecutan con la rapidez del rayo.
 
Porque es triste espectáculo, señor, el que ofrece estos días la aduana al paso de trabajadores y obreras. Se les prohibió llevar a Gibraltar hasta la fruta fresca para postre de sus comidas humildes. Se les prohibió traer hasta lo más mínimo. Con esas enérgicas medidas restrictivas más que el comercio gibráltareño son trabajadores y obreras las verdaderas víctimas. Porque o para consumo de su casa o para ayuda de su jornal, en esta carestía de vida propia del Campo de Gibraltar, unas y otras tenían ya su presupuesto estabilizado. Y sin embargo, el alto contrabando, el que sé realiza en coches por acá o por allá, ese con el poder del dinero en sus manos, ¿será suprimido?... Y los trabajadores de Gibraltar merecen compasión y comprensión. Sobre todo por la pena de tener que salir a trabajar bajo patronos extranjeros, fuera de sus casas desde las cinco de la mañana hasta las siete de la tarde, soportando «colas», aquí y allá, con frío o calor, con viento o con lluvia y todo ello no por capricho o ambición, sino por su mujer e hijos que no pueden viviré con las 114 pesetas semanales de jornal de un peón, que aunque menor que el de un trabajador inglés, es al menos de 250 semanales.
 
El cual es completado de la venta de sus pequeñas compras en Gibraltar. Pero, merecen además, admiración y gratitud, ya que supone una fuente saneada de divisas (libras) para el Estado. Concretamente, el último viernes 23 de julio, ingresaron en el Banco de España de la aduana 6.466 libras 12 shelines y 16 peniques ; y con el año 1953, ingresaron solamente por el concepto de trabajadores 890.925 libras, 19 chelines y dos peniques, sin suponer ello salida de pesetas o mercancías, sino salida de sudor, esfuerzo y sacrificios de 10.000 modestos y buenos españoles. ¿No merece esto, sólo de por sí la gratitud de España? Y todavía La Línea proporciona el Erario por otros conceptos (turismo y exportaciones) cerca de 100.000 libras más. Exactamente 99.309 libras en 1953.

No obstante, La Línea y sus obreros se sientan desamparados. No tienen estos trabajadores la protección
de la cristiana legislación laboral que Vos, señor, habéis querido dar a los obreros de España, y han de estar a merced de leyes extranjeras discriminatoria de españoles «llanitos» o ingleses. Bien es verdad que se creo un llamado  Sindicato de Trabajadores Españoles en Gibraltar, pero hasta ahora poca ha sido su preocupación y más aparente en cambio su papel obstaculizador, ésta es, al menos, la opinión común entre los trabajadores. Para dar al obrero determinado documento que la Delegación de Frontera da para conceder «el pase de trabajador», exige el sindicato que el patronato de Gibraltar que va a colocar a este obrero pague al sindicato español la cantidad de 18 chelines para, en moneda inglesa, entregarlo en el sindicato español. ¿Cabe más ilegal o inmoral? Ciertamente, no es esto proteger al trabajador.

Hay una Mutua de Seguros. Obligatoriamente. Cada obrero ha de dar semanalmente a esta Mutua cinco pesetas por cada libra que cambia, y veinticinco céntimos por chelín. Quiere ello decir que sólo en 1953 el Sindicato ha recaudado para esa Mutua 4.451.171 pesetas. Pero los servicios están mal atendidos. Socorro metálico, ninguno. Y el obrero, sin querer, compara que si un peón paga 10 ó 12 pesetas semanales a la Mutua, en Gibraltar solamente paga 3 peniques, y en Gibraltar, a más de la asistencia, le dan un mínimo de 5 chelines al soltero .... 

Perdonde, pues, señor, este  atrevimiento de un sacerdote. Señor, que Dios guarde la preciosa vida de Vues
tra Excelencia y María en su Concepción la proteja ....
 

La linea de la Concepción, 29 de julio de 1954.








     Luis Javier Traverso




Documento perteneciente a la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España

Páginas