lunes, 27 de enero de 2014

Incendio en Almacenes Mérida 25 de julio de 1979




Un impresionante incendio, se declaró en las primeras horas de la madrugada, del 25, en el establecimiento comercial de Almacenes Mérida, en la calle de San Pablo. Éste alcanzó pronto grandes proporciones y no ha podido ser controlado hasta pasadas las siete de la mañana.

El fuego, cuyas causas se desconocen y que provocó una gran alarma entre el vecindario, destruyó totalmente los almacenes de tejidos y la vivienda de su propietario, Andrés Mérida Morillo, habiendo afectado también las llamas a varios edificios de la calle contigua de Isabel la Católica. Muchos de ellos se hallaron gravemente dañados, principalmente los ocupados por los establecimientos Paños Álvarez, Calzados Maruenda y la hospedería El Descanso.

Gracias a la colaboración de los bomberos y de numerosos vecinos, el fuego no llegó a propagarse a otro edificio próximo que, al principio, pareció correr mayor riesgo.

Intervinieron en la extinción del fuego los Servicios de Bomberos de La Línea, de la refinería Gibraltar y de Petresa, así como los de Algeciras y Estepona, todos los cuáles realizaron un gran esfuerzo hasta controlar el siniestro.

Cuando se consumó, un retén de bomberos permaneció en la zona afectada, apagando los últimos rescoldos.

También prestaron servicios valiosos miembros de la Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Municipal, grupo de misiles «SAM y linenses anónimos que trabajaron incansablemente.

Desde; el principio del incendio estuvieron en el lugar el alcalde de la ciudad y casi todos los concejales, requiriéndose también la presencia de ambulancias de la Seguridad Social y de la Cruz Roja, aunque no fueron necesarios sus servicios.

Aunque se ignoran las causas del incendio, circularon varías versiones: por un lado, se dice que el fuego empezó en la calle; otros hablaron de que vieron algunos coches por el lugar momentos antes de iniciarse; otros, en fin, que las llamas partieron del interior de la planta baja que da a la calle de Isabel la Católica.

Se hicieron las oportunas indagaciones para determinar con exactitud cuáles fueron las causas verdaderas de lo que se calificó de desastre para la empresa, de la que dependían 110 familias linenses.

El propietario, Andrés Mérida, su esposa y una hermana de ésta pudieron abandonar el edificio gracias a una nieta de aquél, que al oír los ruidos que el fuego producía se asomó a una de las ventanas y vio que las llamas casi llegaban hasta donde ella se encontraba.

Inmediatamente, y sin apenas vestirse, las cuatro personas, pudieron salir de la vivienda por la puerta.

Las pérdidas se cifraron en varios centenares de millones de pesetas, y todo el establecimiento y la vivienda quedaron destruidos. Incluso fue pasto de las llamas la suma de alrededor, de un millón y media de pesetas en billetes que se hallaban en la caja del establecimiento como producto de las ventas de las últimas jornadas.

Según dice al ABC, Almacenes Mérida tenía concertada una póliza de seguros con la compañía La Unión Iberoamericana y Seguros IberbroK, con domicilio social en Sevilla.

Al día siguiente del Incendio. Un grupo subversivo que se autodenominaba con las siglas SO terminó con las especulaciones acerca de las causas de los incendios ocurridos el día anterior en La Línea, y que destruyeron total o parcialmente un centro y dos establecimientos comerciales, un hostal, un cine, la sucursal del Banco Central donde arrojaron un montón de paja impregnada en gasolina, en la sala de bingo de Real Balompédica y en dos solares de la calle Gibraltar.

Con esto se confirmaba las conclusiones a que se llegaba en el sentido de que las circunstancias que rodearon a los siniestros indicaban la intervención de mano airada más que achacarlo a la simple casualidad. Sobre las seis y media de la tarde la Policía Municipal de la población registraba una llamada telefónica efectuada por un hombre, al parecer Joven. Que dijo: «Somos SO. reivindicamos los sabotajes realizados hoy. Son los primeros de una larga lista. Diles que estáis todos condenados.»

La nota informativa de lo sucedido fue suministrada inmediatamente por la Alcaldía.

La prensa consultó a continuación diversos medios policiales acerca de la identidad del grupo subversivo que presumiblemente había efectuado el aviso, en los distintos medios de investigación y de Seguridad del Estado se afirmó que la identificación dada no se corresponde con ninguno de los ya detectados, ni a nivel local ni a nivel nacional, y que es la primera vez que conocía de la existencia del mismo, si es que existe.

En todo caso la llamada anónima pudo también haber sido efectuada por un psicópata con afán de notoriedad y que quisiera aprovecharse de las circunstancias, ya que no existía certeza absoluta sobre la existencia de los llamados SO.

Junto a evidencias como la Aparición de material combustible en una pared lateral al cine incendiado, la de personas que creyeron asimismo ver la presencia de dos automóviles en las cercanías de Almacenes Mérida (el más afectado de todos los edificios dañados), existía el testimonio de algunos vecinos que afirmaron haber oído una explosión antes de producirse el siniestro.

El alcalde de la Línea, señor Niebla, manifestó su sorpresa y desconocimiento de los autores de los hechos. «Lo que se pretende —dijo— es instrumentar a la opinión para fines ajenos y desconocidos y desestabilizar a la comarca.



















Luis Javier Traverso 






Texto sacado del periódico ABC de Madrid de los días 26 y 27 de Julio de 1979
Recortes de Prensa publicados en el periódico AREA Documentos cedidos por Rogelio Rodríguez Jímenez

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