A las tres en punto ocupó la presidencia el primer alcalde D. Andrés González Rojas, y después de agitar su blanco pañuelo, presentáronse en el redondel las dos medias cuadrillas, á cuyo frente venían los espadas Moro y Bomba. Hecho el saludo y el cambio de capotes, sonó el clarín y dieron suelta al primero, "Chiporro", listón y cornigacho.
Gravioto y su compañero el Laña pincharon á porfía á la res, nueve veces, recibiendo el último un costalazo y sacando herido el penco, concluyendo por convertirse el redondel en un herradero, de loque hacemos, responsables a los espadas por su mala dirección.
Avisado por el clarín, presentóse armado de muleta y éstoque el Moro, que vestido de verde y oro, brinda al Presidente y pasa a la fiera con dos naturales y seis cambiados, despachándola con cuatro medias estocadas y varios pinchazos.
A fuerza de insistir, Gravioto le puso la garrocha cuatro veces sobre el morrillo sin consecuencias.
Escoto y Sabona adornaron al bicho, el segundo colocándole par y medio á la media vuelta, aprovechando, de lo superior, y el primero un buen par cuarteando, magnífico.
Suena la corneta, y Bomba, luciendo traje verde y plata, armado de los chirimbolos, brindó diciendo, que mataría al cornúpeto de la primera estocada; y en efecto, después de un pase natural le propinó una magnífica que lo ochó á rodar.
Pisó la arena el tercero y se llamaba "Golondrino" voluntarioso y creciéndose en la lidia. Ocho veces picó Gravioto, inmejorables, besando una vez el barro con pérdida de la cabalgadura; su compañero el Lañaó, revestido de mucha jindama, pinchó dos veces y dio un marronazo.
Los Banderilleros Casares y Castellano encargados de aderezar al novillo, pusieron, el último, un palo á la media vuelta y otro de frente, y el primero un par del mismo modo inmejorable
El Moro, que era el llamado á despachar á Golondrino, empleó en la brega, un pase natural, otro alto, dos cambiados y dos de pecho para dar un mete y saca.
Vuelve á trastear, y dá fin del rumiante con dos medias estocadas.
Apareció el cuarto, que acudía por "Alegría", nació en 1870, de muchos huesos, buscando la salida, huyendo de la caballería, y sin haber capote que le parara los pies
En vista de lo dicho, el señor presidente ordenó le gobernaran la piel al paleto, y los chicos Escoto y Sabona le pusieron varios pares de cohetes.
El arrojado Bomba tuvo que entendérselas con el buey, que continuaba dando saltos, y á duras penas pudo conseguir arreglarlo un poco, pasándole con uno al natural, otro cambiado y dándole un pinchazo bien señalado tocando en hueso, volviéndole a pasar con tres naturales y cuatros cambiados suministrándole una estocada buena.
Como el buey se encontraba con mucha vida, no logró quedarse con él, teniendo necesidad de asestarle otra estocada hasta la taza, descabellándole luego a la segunda vez de intentarlo.
Difícil nos parecía que Bomba hubiera matado al tal animalote, por lo entero y huido que se encontraba, pero todo se rinde á su brazo de bronce.
APRECIACION
El ganado no pasó de malo.
El Moro estuvo poco afortunado y dirigió mal la lidia hasta el punto de convertirse la plaza en un herradero, como ya hemos dicho.
Bomba, admirable en su primer toro y regular en el segundo. Censuramos que este diestro tome la puntilla para atronar los bichos de otro espada.
De los picadores se distinguió Gravioto qne pica con voluntad.
De los banderilleros regulares, escepto Escoto que sobresalió.
El servicio malo.
La presidencia acertada.
Caballos, uno muerto y dos heridos.
El Moro estuvo poco afortunado y dirigió mal la lidia hasta el punto de convertirse la plaza en un herradero, como ya hemos dicho.
Bomba, admirable en su primer toro y regular en el segundo. Censuramos que este diestro tome la puntilla para atronar los bichos de otro espada.
De los picadores se distinguió Gravioto qne pica con voluntad.
De los banderilleros regulares, escepto Escoto que sobresalió.
El servicio malo.
La presidencia acertada.
Caballos, uno muerto y dos heridos.
Teleseo y Tararira.
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| El Toreo de Madrid el Lunes 02 de enero de 1882 en su página 4 |
Luis Javier Traverso
Gracias a la colaboración de Cristobal Rojas
