lunes, 18 de abril de 2011

Bahia del Sol - Semana Santa 1962

Artículo publicado en el periódico AREA del 13 de abril de 1962



Semana Santa

ESTAMOS en las puertas de Semana Santa.. Las saetas y la música de las procesiones están sonando en los aparatos receptores. Sevilla esta preparada y dispuesta a mantener su preponderancia en este ambiente recogido, típico, suyo, de la Semana Santa Y con ella, otras capitales andaluzas. Hay, en esta atmósfera deliciosamente primaveral, un presagio de que las procesiones y demás actos religiosos, propios de esos días, han de revestir extraordinaria animación La Línea como todos los pueblos integrantes del Campo de Gibraltar, continúa manifestando su fervor y entusiasmo en esta época tan señalada del año. Tratarán de superarse en relación con años anteriores La Muerte y Pasión de Jesucristo vuelve a ser representada en el mundo cristiano. En esas divinas estampas del sublime sacrificio sigue patente una doctrina que enseña el camino de la salvación. Al contemplar las procesiones hay que pensar en el motivo, en la razón poderosa y liberadora que entrañan. No es un espectáculo más para distracción de multitudes. Es la demostración incontrovertible dolorosa, punzante y abnegada, de un amor desmedido e incomparable a la Justicia que debe imperar entre los hombres, hermanos todos, hijos del Salvador...

Las calles linenses volverán a ser escenario de los Pasos en la noche cálida y solemne de silencio, a trechos cortado por la voz del cantor de saetas. Las distintas cofradías de la localidad dé nuevo harán derroche de santo amor a sus veneradas imágenes. El ritmo marcial y lento de la música, con el redoble de los tambores y el tono majestuoso de las cornetas, nos darán una visión retrospectiva de aquellas escenas vividas y padecidas por el Redentor. Los siglos no pasan, no impiden olvidar el drama del Gólgota, el Calvario, regado de lágrimas y sangre, para redimir de sus pecados al mundo.


Desde hace algunos años, el pueblo linense se siente orgulloso de haber conseguido, una Semana Santa con brillantez y acrecentado lujo en sus Pasos. Tanto es así, que en opinión de muchos forasteros, las procesiones en La Línea venían a ser como un remedo —salvando las distancias en recursos y grandeza— de las de Málaga o Córdoba. El desfile de la procesión por las calles de esta ciudades es contemplado por todo el pueblo en masa, agregándose a él multitud de extranjeros y vecinos que elogian sinceramente un espectáculo tan netamente español y ya arraigado en estas localidades de la Baja Andalucía. Es digno de ver como se agrupa la muchedumbre en las aceras, balcones y azoteas al paso de las procesiones. Y para seguir el itenerario, oleadas de personas recorren las calles adyacentes para salir al cruce de ellas y ver de venir el fastuoso y emocionante cortejo. Es cuando las saetas surgen de cualquier sitio, tras el aviso de los porteadores, con esos golpes que dan en la tarima o basamento. Es cuando se impone un silencio augusto, para escuchar el lamento o la angustia del creyente, dirigiéndose a la imagen que parece también sentirse agradecida por la adoración de que es objeto. Las luces prestan a la escena un matiz de aparición maravilloso. Las flores tiemblan, al soplo de la suave brisa. Mientras tanto, el cantor de saetas va desgranando, como lágrimas, el rosario de su aflicción y piedad. Estos son los momentos más culminantes del Paso. Esta es la expresión que solamente puede partir de una alma andaluza. Parece que el nativo, con la simple sinceridad de los fieles que pueblan nacen y mueren en el solar andaluz conocen como hablar en copla para hacerse entender mejor y llegar al fondo de las almas.


Después de quedar vibrando la última palabra de la saeta en el aire enfervorizado, se extiende a través de los compactos espectadores un rumor de aprobación. Entonces, comienza la música a marcar el paso. Se pone en marcha el largo cortejo y allá va calle arriba un cuadro viviente casi, arrancado de la historia secular, del corazón de las gentes, de la profunda religiosidad de los pueblos.

A dos pasos de la Semana Santa. La Línea se dispone a iniciar el recorrido urbano en las noches tibias de esta estación extasiada de poesías y encanto. Nuevamente la Bahía del Sol, será testigo de la más ejemplar Tragedia que haya podido vivir un Hombre, en su evocación plástica y rodeada de ese saber hacer que tienen los andaluces, sean de Sevilla o de tierras ribereñas del Estrecho, Es de esperar y confiar que las procesiones este año demuestren el afán de superación abrigado por las cofradías locales. Es un prestigio que estaba adquiriendo la ciudad y que ya no puede perder al contrario, debe ir en aumento para admiración y orgullo de todos.


Revistiendo las estampas de la Pasión de ese vigor, de esa exquisitez, cuidado, solemnidad y arte, de esta plasticidad que arranca voces admirativas en forma de saetas, a cada paso, conseguirá La Línea que... no se recuerde tanto a Sevilla durante la Semana Santa. O, por lo menos, que la linense tenga su color y sabor propios sin posible parangón con las demás.









                                                     Luis Javier Traverso
                                                http://lalineaenblancoynegro.com






Gracias a la Colaboración del Archivo Municipal de La Línea de la Concepción

Páginas