Pensamiento, que después la experiencia convence es una afirmacion, es de Pitágoras que: "La necesidad hace a la fuerza".
Ciertamente nada obliga más al hombre que la necesidad y nada le enseña tanto como el dolor. Cuando visitamos pueblos situados en la falda de un monte, estando muy cerca de preciosa llanura, no se explica por qué eludieron aquel sitio tan difícil para el caminante y fatigoso para quienes los poblaron, cuando pudieron haber levantado esa localidad en terreno cómodo y quizás más productivo.
Se repasa la génesis de ellos, se recuerda la época de su nacimiento, y entonces nos damos cuenta, considerando la condiciónde aquellos tiempos, de la razónde lo que creíamos una torpeza o una anomalía.
La encantadora Andalucía, con hermosuras regaladas por la Naturaleza, aunque poco reformadas y menos explotadas por la mano del hombre, viene ya bastante tiempo sufriendo toda clase de calamídades. Contra sus fatalismos, no se ha visto que los elementos directores del país proporcionaran remedios, dedicándose sólo a enviarle empleados del Fisco o imponerle politiquillos más perversos que los antiguos señores de horca y cuchillo.
Tales pueblecitos, formados por nuestros antepasados, los ha ido la miseria desmoronando. La compasión de los Gobiernos no llegaba, y si aumentaba rigores a las órdenes y confianza a los aludidos del Fisco y mandarines. Aquéllos, sus habitantes honradísimos, mantenidos por la producción de sus tierras, que al abrirle surcos para depositar la semilla doblegábanse tanto, que diríase eran figuras mecánicas que durante once horas besaban sin cesar la tierra, acosados por la miseria, huyendo de los rigores de la inanición, por eso de que la necesidad hace la fuerza, corrían hacia abajo, buscando a Gibraltar, donde creían encontrar pan y paz, o cuando menos puerta de salida para otro mundo, donde la oración del Padre nuestro, que habla del necesario alimento cotidiano y del perdón de las deudas, no fueran palabras de loro, sino oración grábada en la conciencia.
La ciudad calpense es de pequeñas dimensiones, teniendo los británicos, sus poseedores, mucho cuidado en impedir, por conveniencia política, y principalmente por el gran amor que profesan a la higieme, vivan en ella más personas de las que una y otra cosas consideran discretas.
Las caravanas de hambrientos llegadas a diario de los pueblos andaluces quedaban detenidas en un arenal, alfombra dorada extendida a los pies de histórico peñón de Gibraltar, que está acariciado por la bandera española, y tan cerca de la inglesa, izada en la cumbre le la roca, que cuando se unen sus flecos ignórase si se besan diplomáticamente o se abofetean, queriendo reparar antiguos agravios.
Así se formó La Línea "La necesidad hace a la fuerza." Estos arenales que empolvan los pies del Monte Calpe se llaman .hoy La Línea. Ahí la Providencia se sintió compasiva con España e indulgente con sus gobernantes. La Línea ha enjugado lágrimas de muchos españoles y salvado a Gobiernos, ocurriendo a éstos con ella lo de la fábula "El pastor y la serpiente".
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Cincuenta unos de vida oficial ha cumplido este pueblo el próximo pasado febrero, habiendo sido su desarrollo tan admirable, que en tan poco espacio de tiempo se ha construido una de las poblaciones más grandes de Andalucía, donde residen más de ochenta mil almas.
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Cincuenta unos de vida oficial ha cumplido este pueblo el próximo pasado febrero, habiendo sido su desarrollo tan admirable, que en tan poco espacio de tiempo se ha construido una de las poblaciones más grandes de Andalucía, donde residen más de ochenta mil almas.
No hay localidad en el mundo que se haya formado tan espontánea y maravillosamente, siendo su creación y desarrollo forzado y heroico, por luchar contra los Gobiernos que pretendían aniquilarla. La Línea no debe nada al Gobierno español. Pues sólo del Presupuesto nacional disfruta tan mínima cosa como si fuera ínsignificante aldea.
Dinero del Estado percibe: la paga de los carabineros, la de una docena de policías, otra de guardias civiles, cinco periciales de Aduana, un inspector de Emigraciones, el comandante militar, el ayudante y el escribiente, un cura párroco y don coadjutores.
Esto es todo lo que del Presuopuesto regoge la tercera población de Andalucía, mas grande que cuarenta y cuatro capitales de provincia española.
Hasta 1902, que el Ayuntamiento presidido por D. Juan Fariñas creyó decoroso amueblar la oficina del comandante militar subdelegado gubernativo, tenía éste por mesa de despacho una de munición y por asiento un cajón que había servido de envase a latas de petróleo, y para gastos de oficina nueve pesetas mensuales.
Lo que debiera ser orgullo de un país, y especialmente de sus directores, porque en 1a fecundidad está la grandeza de las naciones, resulta, según sus palabras y sus obras, un oprobio. ¿Y por qué? Porque no piensan, no estudian, no meditan, siendo siempre los eternos rutinarios. Así anda este pobre país; así es esa "Gaceta", que, leyéndose, diriase se trata de una nación modelo; mas en la realidad hay que corear a los afirmantes, que han asegurado que en Marruecos empiezan los Pirineos.
Nuestra "Gaceta", estuche de oro que encierra joya falsa, sus mejores inspiraciones son ajenas y gran parte está escrita con sangre.
Por eso al observador no extraña el raro procedimiento de nuestro Gobierno, queriendo ahogar los justos afanes de un pueblo. Este, no obstante, se acuerda que es ciudad española, y se da cuenta de su importancia, para exigirle todos los tributos que corresponden a su categoría. La Línea cuesta menos a la Hacienda nacional que la Audiencia de Tetuán, creada esplendorosamente para juzgar a media docena de meretrices y cantineros, habiendo años que ha contado cada juicio siete mil duros.
Y antes de la iniciación de esta ciudad, el comercio de Gibraltar, así como sus fábricas de tabacos, eran veinte veces mayor que ahora, y cuando no se creía que tal pueblo iba a crearse tan milagrosamente, ya estaban hechos los cimientos, con el contrabando, de algunos capitales muy importantes, y que los disfrutan familias de individuos que han sido consejeros de la Corona, otros pertenecen a la nobleza y hasta algunos con cargos palatinos.
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(Tomado del folleto "La Línea se reivindica ante España", del que es autor G. Sánchez Cabeza.)
(Tomado del folleto "La Línea se reivindica ante España", del que es autor G. Sánchez Cabeza.)
Luis Javier Traverso
http://lalineaenblancoynegro.com
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Gracias a la Colaboración del Archivo Municipal de La Línea de la Concepción