Las quejas de los Pueblos por los abusos que se cometen al aplicar la Ley de desamortización no tienen número. Ademas de las muchas peticiones que sobre el particular se han dirijido a las Cortes, de las interpelaciones hechas por algunos señares diputados y de los hechos que diariamente denuncia la prensa en comprobación de aquellos abusos, tenemos hoy en la comunicación que se nos dirige desde San Roque, y que a continuación publicamos, un motivo más para escitar al gobierno y a las Cortes a adoptar cuanto antes algunas medidas que acallen este clamor general. Si los hechos son tales como refiere el comunicante, preciso es que sin demora se atienda a las justas quejas de aquella autoridad local.
Sr. Director de La Discusión.
San Roque 8 da abril de 1862. — Muy señor mio de todo mi respeto: Suplico a V. encarecidamente se sirva dar cabida en su apreciable periódico las siguientes líneas.
La ciudad de San Roque que más de una vez ha mostrado al gobierno la índole de sus habitantes, siempre sumisos y obedientes a las instituciones que nos rigen, siempre dispuestos y solícitos con sus sacrificios a contribuir en cuanto pueden al sostenimiento del órden social, se encuentra hoy en el mayor conflicto al saber que la Dirección general de propiedades y derechos del Estado ha desestimado el recurso que hizo su ayuntamiento para que se anularan las ventas de las sierras Carbonera, Area y Gamas, que siempre fueron de común aprovechamiento.
Crece más y más su disgusto al ver el fundamento en que se apoya la citada Dirección, puesto que es de todo punto erróneo. Dícese no estar justificado que sean estas dehesas de aprovechamiento común, cuando así está probado hasta la evidencia en el "espediente" que se formó al efecto, haciendo ver que es el único terreno que han tenido siempre sus habitantes para descanso de sus ganados.
Dice también la mencionada Dirección que sus pastos no son a propósito para dehesa hoyal; otro error, y error tan manifiesto, cuanto que hay porción de vecinos que sostienen allí sus hatos de vacas, cabra, etc., y hoy se encuentran que han malbaratado sus ganados, y están retraídos en sus casas buscando otros medios mas penosos y difíciles para ganar el sustento de sus familias.
La junta provincial de ventas informó de un modo claro, terminante y justo acerca de la necesidad de estas dehesas en el término; léase este informe se verá con cuánta exactitud y precisión está demostrada esta verdad.
Las cales y leñas, que todo se hacia allí, sosteniendo con esos productos a muchos infelices, hay que ir a buscarlas a otros terrenos a largas distancias, multiplicándose de día en día su precio y carecíendo de ellas en muchas y frecuentes épocas del año.
Seria muy prolijo si tratara de enumerar minuciosamente los apuros de este vecindario y e1 disgusto general de la población, que si bien no culpa al gobierno, culpa, si, a sus agentes, que no han querido escuchar sus quejas y protestas, y han interpretado la ley de un modo tan manifiestamente arbitrario.
Además, y ya que molesto su atención, no pueda dejar pasar en silencio los abusos cometidos por los compradores, principalmente por los de la sierra Carbonera.
Es público y notorio que estos señores se han estralimitado, abarcando con las tablillas de acotamiento un duplo de fanegas de tierra de las vendidas por el Estado. Me consta que algunos colindantes formularon sus quejas al señor alcalde de esta ciudad, manifestándole que no solo no estaban las tablillas en los linderos marcados en el Boletín Oficial de ventas, sino que se habían introducido pródios enteros de particulares dentro de su coto, dejando a muchos sin poder entrar en sus heredades, dando lugar a mil disgustos, quejas e inquietudes que se iban sobrellevando con la sola esperanza que hemos perdido ya, si el gobierno no se dispone a reparar tantos males y perjuicios, bien sea con la anulación de las ventas o reduciendo a sus compradores al terreno que legítimamente les pertenece.
En vista de las quejas remitidas a esta alcaldía y al recibirse en ella el edicto de acotamiento, esta autoridad se dirigió en consulta al señor gobernador civil de la provincia D. Ignacio Méndez de Vigo, manifestándole la estralimitación que habían hecho los compradores, los abusos que cometían y los demás pormenores que obran en el "espediente" de su razón. Dicha superior autoridad resolvió favorablemente la consulta, acordando que se redujeran las señales o tablillas a los linderos que marcaba en su edicto, que eran los mismos que los señalados en el Boletin oficial de ventas y los mísmos por los que se les vendió en subasta.
En este estado, el alcalde, con citación previa, tanto de los dueños de la dehesa, como de los colindantes, auxiliado de peritos conocedores del terreno, de acreditada honradez e Imparcialidad, llevó á cabo la reducción de las tablillas a sus legítimos linderos con el edicto en la mano, descansando en su propia conciencia. ¡Pero cual fué su sorpresa cuando próximo a remitir á Cádiz el "espediente" formado al efecto, sabe que el mismo gobernador comisiona al señor juez de primara instancia de esta ciudad para que vuelva a colocar las tablillas donde estaban antes, con el auxilio de los mismos guardas asalariados de la dehesa y condenándolo en las costas!
Tan "estraordinario" proceder no se concibe.
Este alcalde, de acreditada honradez, de pundonor ante todo, viéndose ajado, desprestigiado, perdida su fuerza moral, al frente de una nación estranjera que comentará a su placer estas contradictorias disposiciones, demasiado públicas por desgracia, presentó su dimisión, que no le fué admitída, continuando en el desempeño de su penoso cargo cada día con mas disgusto y con la esperanza de que el día que lleguen estes hechos al conocimiento del gobierno, obtendrá la reparación que de justicia se le debe.
Ultimamente, y dejo de molestarlo, este negocio ha sido tan desgraciado, que los colindantes de la otra dehesa (Las Gamas) Viendo que su dueño se había "estralimitado" del mismo modo que los de la Carbonera, solicitaron a su costa la medición y deslinde, gracia que les fu´w concedida (mas bien justicia), dando la operación por resultado la reducción del uno, y el amparo y protección en sus antiguos linderos a los otros.
Pues bien: en este mismo tiempo, en Igualdad de circunstancias, y en idéntico caso, los terratenientes de la sierra Carbonera solicitan a su costa la medición y deslinde, este alcalde le pide también al par que ellos, y los resultados son enteramente contrarios. ¿En que se fundan? ¿Por qué a unos se les conceda y a otros se les niega siendo una misma la causa, una misma la petición?.
Todo esto quiero que se sepa de público, que lo sepa el gobierno a fin de que no deje sin correctivo los hechos escandalosos que he mencionado, y exija la responsabilidad a sus agentes.
Soy de Vd. atento y S. S. Q. B. S. M.- Manuel Olmedo.»
Artículo publicado en el periódico La Iberia del jueves 10 de amrzo de 1864
Tenemos a la vista varias cartas de San Roque (provincia de Cádiz), en que se nos escita a que publiquemos la historia, trazada a grandes rasgos, de un "espediente" que sobre la Sierra Carbonera debe ser resuelto de un momento a otro, si es que no lo está ya, y en cuya resolución está interesado aquel pueblo.
La historia.—según se nos asegura, — es la siguiente:
Deseamos dar a conocer al país la lamentable equivocación que se cometió al venderse por el Estado varias dehesas que pertenecían al común aprovechamiento, y que por desgracia se calificaron como de Propios. La Sierra Carbonera se halla en este caso, y fué vendida en 5 de julio de 1860, con la cabida de 497 fanegas de distintas calidades. Al dar la posesión al comprador, que lo fué don Joaquín de Moya, se comprendió en dicha posesión el partido de Sabá, que nada tenia que ver con la Sierra, pues en este partido se encontraban 12 terratenientes con sus terrenos de labores, adquiridos por justo título. Cinco de estos reclamaron al Gobernador de la provincia por haber quedado copados en la demarcación que le diera el comisionado de la Hacienda al rematante Moya. Estas solicitudes se diríjieron el 14 de aposto del año 61, y en lugar de medirse la Sierra, como se solicitaba, se mandó lo contrario, y fué que se midiese a los terratenientes para amojonarles sus terrenos, a lo cual se resistieron, cuyo "espediente", que se instruyera a efecto, quedó muerto y sin poderle conseguir se midiese sierra Carbonera.
El alcalde de esta, don Andrés Rodríguez y Mellado, en vista de tantas quejas de los mencionados terratenientes, se diríjio de oficio al señor Méndez Vigo, haciéndole conocer los graves perjuicio que sufrieran aquellos por haberles privado el comprador de la mencionada Sierra, de todos los terrenos de pastos que disfrutaban como suyos; al momento mandó que se retirasen las tablillas que decían: «Cerrado y acotado» a los límites de la Sierra que marcaba el Boletín de Ventas; esta medida del gobernador Méndez Vigo, llenó de alegría a tantos infelices, que volvieron a recuperar sus terrenos del partido de Sabá.
Las tablillas permanecieron en los límites de la Sierra como un mes y medio, y a instancia del comprador se quitaron de la verdadera linde de la Sierra y que marcaba el Boletín de Ventas, y se volvieron a colocar por donde le dieran la posesión el delegado de la Hacienda: esta nueva disposición del gobierno de provincia, causó un disgusto general en toda la población, y los terratenientes quedaron otra vez copados y despojados de parte de sus fincas. Llega el año 63. siendo gobernador Isasa y este admite un recurso de los terratenientes, pone en marcha este "espediente", y el señor Palarca se hace cargo de este asunto. Ve la justicia con que se reclama, y manda: 1º que a los terratenientes del partido de Sabá se les mida y amojonen sus terrenos, y se respeten las propiedades de estos: 2º manda que inmediatamente se quiten las tablillas de donde se encontraban, y se reduzcan o se remetan a la mojonera de la Sierra y por donde marcaba el Boletín de Ventas, cuya operación se ha llevado a efecto por una comisión mandada por dicho gobernador: y 3º que se mida Sierra Carbonera para ver la cabida que esta tiene, cuya diligencia se ha practicado por don Venancio Sagrario, y ha resultado de la medida 885 fanegas, siendo las vendidas 497: hay un esceso de mas de 300 y tantas, cuyo "espeniente", formado por la mensionada comisión de investigacion ha pasado al señor gobernador con fecha 8 del mes próximo pasado para su Aprobación.»
Aquí terminan los datos: y tanto los vecinos de San Roque como los labradores del partido de Sabá, alimentan la esperanza de que el asunto será fallado en definitiva, respetandose todos sus derechos, y por consiguiente de una manera tan justa como favorable a sus gestiones é intereses.
Por nuestra parte escusamos todo comentario.
Luis Javier Traverso
Documento perteneciente a la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España